Las pérdidas económicas a consecuencia de un siniestro se pueden dividir en dos grandes grupos.
Por un lado, las pérdidas directas que resultan evidentes y que son consecuencia del mismo. Por otro lado, están las perdidas indirectas que suponen perjuicios económicos consecuenciales y que pueden suponer un importante menoscabo.
Estás últimas pueden traducirse en pérdidas muy significativas: cese de ingresos, elevado nivel gastos generales, reclamaciones contractuales, y gastos adicionales para el restablecimiento del negocio, que pueden resultar claves en la continuidad del negocio, etc…
Analizar estos datos, hacer una estimación de los mismos y establecer planes de contingencia para reducir riesgos, además de aprovisionar estas partidas, es un ejercicio que toda empresa debería plantear para garantizar su continuidad de la mano de los profesionales del riesgo.
Una buena praxis en gerencia de riesgos considerará las posibles causas, analizará las consecuencias y ofrecerá las posibles soluciones para eliminar estos riesgos, anularlos o transferirlos.
Todo este conjunto de actividades, contempladas desde una visión más global y con el expertise de los profesionales del riesgo, aportarán tranquilidad a todos los que tienen interés en proteger a la empresa, ayudando a generar planes de contingencia, incidiendo en la revisión contractual de acuerdos con clientes y proveedores, etc….
Existen soluciones aseguradoras para cubrir estás perdidas, asociadas a determinados tipos de siniestros como un incendio o explosión, pero solo un análisis detallado del negocio y sus riesgos pueden hacer que su control sea lo más eficiente.
¿Ha analizado las perdidas consecuenciales de su negocio?
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